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Santaella de Isabel

La estatua de la reina Isabel II que desafía al Teatro de Ópera, estuvo guardada en su taller mucho tiempo después de esculpida, puesto que en el Ayuntamiento no había dinero para costear el traslado a una plaza pública.


Estatua de Isabel II



Así que recurrieron a don Manuel López Santaella, Comisario de Cruzada, para que se hiciera cargo del gasto. Es de sobra conocido que la reina Isabel tuvo numerosos amantes y que no se molestó en ocultárselo al pueblo. Santaella era uno de tantos nombres que se barajaban en los corrillos y mentideros. A la mañana siguiente del descubrimiento de la estatua, apareció escrito en un pasquín sobre el pedestal:

Santaella de Isabel
costeó la estatua bella,
y del vulgo el eco fiel,
dice que no es santo él
ni tampoco santa ella

Las autoridades, quizá para evitar el cachondeo o en espera de que alguien sufragase un nuevo pedestal, retiraron la estatua al interior del teatro hasta 1905. Mientras tanto, una alegoría de la Comedia ocupó su lugar.

En 1931 la efigie fue destruida por completo, pero tras la Guerra Civil, en 1944 se mandó hacer la actual réplica en bronce a partir de una reproducción en mármol que había en la Biblioteca Nacional.


Vía | Leyendas de Madrid, Reyes García y Ana Mª Écija. Ed. La Librería.

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