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Un poquito de samba...

Carlinhos Brown en Madrid

Hasta las farolas bailaron al son, meneadas como maracas por la multitud que acudió a la Castellana. Y es que cuando se sobrepasan las 4 personas por metro cuadrado, la gente empieza a subirse a las farolas, a los semáforos, a los árboles...

El calor era infernal, aunque por suerte se nubló pronto y teníamos a nuestros amigos los bomberos para refrescar el ambiente. Pero no eran los únicos, de los balcones de vez en cuando caía un buen barreño de agua.

Comparsas disfrazadas, despedidas de soltera, banderas multicolores, globitos y demás parafernalia del patrocinador, silbatos, pisotones... y una marea humana que no paró de cantar, bailar y saltar alrededor de la gran carroza de Carlinhos. Próxima parada, Sevilla.

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