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Gatos

Parece ser que a los habitantes de Madrid se nos llama gatos desde la Edad Media, cuando la villa estaba rodeada por una muralla. Y es que los madrileños de entonces se tenían que pasar el día trepándola cada vez que tenían que entrar o salir, porque las únicas puertas eran las de la Vega (al oeste), de Santa María (al este) y de la Sagra (al norte).

No me quiero ni imaginar la cara de los muchachos del sur de Madrid cuando su madre les dijera «Anda, vete a la villa a por una docena de huevos...».

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5 comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Tb se rumorea q en la guerra civil lo unico q habia de comida eran los numerosos gatos que había en madrid, y ante el hambre no hay misino que valga.

23 de mayo de 2005, 22:33  
Anonymous Anónimo dijo...

Cómo llegarían los huevos!!

24 de mayo de 2005, 0:17  
Blogger Susana T. dijo...

La diferencia entre ayer y hoy es que ahora los límites son un poco más grandes.

Pero la muralla sigue ahí.

24 de mayo de 2005, 0:37  
Anonymous Anónimo dijo...

Anda, siempre lo había oído decir pero no sabía de donde venía la expresión.

No te acostarás sin aprender algo nuevo cada día.

18 de marzo de 2006, 12:42  
Anonymous Anónimo dijo...

¿Por qué a los madrileños se les llama gatos?


Muhammad I, hijo de Abderramán II fundó Madrid en 852. construyó una fortaleza amurallada que controlaría todo el valle del Manzanares y la Sierra del Guadarrama. Dentro de esta muralla se situaría la almudaina o ciudadela y una pequeña mezquita.

La muralla del magerit musulmán se construyó con grandes bloques de brillante pedernal, tenía torres cuadradas y tres puertas de acceso: la de la Vega, Arco Santa María y la de La Sagra y varios portillos.

Hubo muchos intentos por conquistar Madrid, la primera vez fue en 924 al mando del conde Fernán González. Más tarde, en 968 Ramiro II de León dejó bastante dañada la fortaleza y el califa Abderramán ordenó fortificar Madrid.

Un día de mayo de 1085, las tropas del rey Alfonso VI se acercan a Magerit. Al amanecer llegaron las tropas a la Puerta de la Vega, iban cautelosos para sorprender al enemigo, de repente uno de los soldados se separa del pelotón y comienza a trepar por la muralla hincando la daga por las juntas de la piedra. Subió tan ágilmente que todos empezaron a decir que parecía un gato. Cuando comenzó la lucha el hombre ya había subido arriba, corrió al torreón de la fortaleza y cambió la bandera mora por la enseña cristiana.

En memoria de esta hazaña, desde ese momento él y todos sus sucesores cambiarían el nombre por el de gato. Desde entonces a todos los nacidos en Madrid se les llaman “gatos”

1 de julio de 2007, 22:27  

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